Para realizar una limpieza de oídos de manera segura y correcta, es importante seguir algunos pasos y tener en cuenta ciertas precauciones. Aquí tienes una guía general:
- Verifica que no tengas una infección de oído o un tímpano perforado. Si presentas síntomas como fiebre, vómitos, diarrea, drenaje de los oídos o dolor persistente, es mejor consultar a un médico antes de proceder.
- Prepara una solución para suavizar el cerumen. Puedes usar agua tibia mezclada con una de las siguientes opciones:
- Una cucharadita de peróxido de hidrógeno al 3-4%.
- Una cucharadita de aceite mineral.
- Una cucharadita de glicerina.
- Utiliza un aplicador. Puede ser una jeringa de plástico sin aguja, una pera de goma o un gotero. Llena el aplicador con la solución preparada.
- Inclina la cabeza hacia un lado. Esto permitirá que el canal auditivo esté lo más vertical posible. Coloca una toalla debajo de tu cabeza para absorber cualquier exceso de solución.
- Aplica la solución en el oído. Con cuidado, vierte la solución en el oído o usa el aplicador a unos centímetros por encima del canal auditivo externo. No insertes el aplicador dentro del oído.
- Deja actuar la solución. Mantén la cabeza inclinada durante unos minutos para permitir que la solución suavice el cerumen.
- Drena el líquido. Después de unos minutos, inclina la cabeza hacia el lado opuesto para permitir que la solución y el cerumen salgan del oído.
Recuerda que estos son pasos generales y que siempre es recomendable consultar a un especialista, especialmente si tienes una acumulación significativa de cerumen o si experimentas molestias. Además, evita el uso de bastoncillos de algodón o cualquier objeto puntiagudo dentro del canal auditivo, ya que esto puede empujar el cerumen hacia adentro y causar obstrucciones o daños en el oído.
Si prefieres una limpieza profesional, los especialistas pueden realizar lavados de oído con jeringa que ayudan a eliminar completamente el cerumen.
¿Cuándo debo consultar a un médico?
Es recomendable consultar a un médico para la limpieza de oídos en las siguientes situaciones:
- Si experimentas síntomas de obstrucción, como baja audición, dolor, picazón o sensación de zumbidos, que podrían indicar un tapón de cerumen.
- Si persiste el dolor severo o la supuración, o no hay mejoría tras 24 o 48 horas tomando analgésicos.
- Si tienes acumulación severa de cera o experimentas pérdida de audición.
- Si produces mucha cera en los oídos, podrías requerir una limpieza profesional cada tres meses; mientras que para otros podría ser suficiente una vez al año.
- Si tienes dudas sobre la integridad de tu tímpano, como una perforación timpánica, o si hay presencia de infección.
Recuerda que la limpieza casera de oídos puede ser riesgosa y es mejor dejarla en manos de profesionales, especialmente si se presentan las condiciones mencionadas. Los especialistas pueden realizar limpiezas más profundas y seguras utilizando técnicas adecuadas y equipamiento especializado. Siempre es mejor prevenir y cuidar la salud auditiva con la orientación de un médico.